La oliva, un cultivo ecológico por naturaleza

La oliva, un cultivo ecológico por naturaleza

El aceite de oliva ecológico es bueno para el medio ambiente pero seguramente mucho producto sin esa certificación también tiene repercusiones positivas sobre nuestro planeta. ¿A qué se debe eso?

El aceite de oliva es ecológico de por sí

Muchas almazaras pequeñas y explotaciones familiares trabajan con prácticas tradicionales y es común que se usen métodos naturales para regenerar la tierra o luchar contra las plagas. Pero además, hay otras razones que hacen que nuestro aceite de oliva sea un alimento ecológico por definición. Las repasamos a continuación.

El olivo, un cultivo que cuida el medio ambiente

Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de las variedades de olivo están adaptadas a nuestro clima y a nuestra tierra y que al haber estado presentes durante años en nuestras latitudes, los árboles han desarrollado resistencia natural a algunas plagas comunes. Ambas circunstancias minimizan el uso de productos para aumentar el rendimiento de las cosechas, reducen el impacto sobre la fauna y la flora y, evidentemente, sobre el suelo agrícola.

El aceite de oliva de proximidad, un plus ecológico

El aceite de oliva que consumimos en nuestros hogares es prácticamente siempre producto nacional. Y así debería seguir siendo porque eso también reduce la huella de carbono de su transporte. Este aspecto a menudo queda fuera de los estándares ecológicos y deberíamos reflexionar más a menudo sobre la necesidad de consumir alimentos de proximidad.

Hoy en día no falta quien trae alimentos ecológicos de la otra punta del mundo en un medio tan contaminante como el avión. Estos trayectos y las cadenas de frío que requieren, pervierten la metodología ecológica ya que terminan generando una huella de carbono superior a la de muchos productos no ecológicos que, simplemente, se producen cerca de su lugar de consumo.

El territorio, otra dimensión en el aceite de oliva ecológico

Si una zona se ha dedicado al cultivo de los olivares durante generaciones los campos ya son parte de su ecosistema y su paisaje. Consumir aceite de oliva producido en zonas donde es un cultivo tradicional ayuda a mantener una flora y una fauna autóctona y una comunidad humana que vive de los olivares. Es cierto que en este caso no estaríamos consumiendo aceite de oliva ecológico, pero es importante no olvidar que detrás de cada olivo y cada almazara, hay personas como nosotros y que todos queremos que nuestras formas de vida y nuestras costumbres pervivan. ¿Y qué mejor costumbre que respetar la tierra y sus frutos con el sabor de un delicioso aceite de oliva virgen extra ecológico?

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